¿Sabías que la mayoría de las mujeres están más acostumbradas a dar que a recibir?
Dar, nutrir, sostener… está en nuestra naturaleza, el gran problema es que durante siglos nos programaron para sólo dar.
Dar hasta quedarnos vacías.
Sostener aún cuando ya no podíamos más.
Nutrir sin nutrirnos primero.
Crecimos viendo a nuestras madres y abuelas dejándolo todo por su familia, renunciando a sus sueños y necesidades por el bien familiar.
Muchas hoy vivimos una realidad completamente diferente pero aún se siente incómodo recibir, dejarnos cuidar y sostener.
Permitirnos recibir nos deja vulnerables, se siente incómodo en el cuerpo, se activan todos nuestros mecanismos de defensa, la mente comienza a dudar…nos cuesta confiar y sentimos que tenemos que tener el control.
La gran contradicción es que a su vez queremos “manifestar abundancia en nuestra vida, fluir, disfrutar de nuestras creaciones, abrirnos al placer, etc”.
Y yo me pregunto…